Muchos incendios urbanos se producen por descuidos o por el uso incorrecto de aparatos eléctricos. Los bomberos extinguen cada año docenas de quemas que se originaron por ollas o sartenes que quedaron al fuego mientras el ocupante de la vivienda hacía otras cosas o salía a hacer algún recado; o por sobrecargas en la red eléctrica debidas a que se enchufaron en la misma regleta varios aparatos de gran potencia.
El incendio deja siempre un paisaje desolador. En el mejor de los casos obligará tan solo a cambiar todos los muebles de una habitación y a pintar de nuevo el piso; en el peor, puede dejar inhabitable la vivienda durante varios meses, destruir todas las posesiones de una familia –incluidos los objetos de valor sentimental– e incluso causar la muerte de personas, como vemos en las noticias últimamente.
Sin embargo, existen varias medidas de prevención que reducen significativamente el riesgo de que se declare un incendio o que, en caso de que se produzca, ayudan a minimizar los daños. El sargento de los Bombeiros do Salnés, David Padín, apunta en primer lugar que se debe evitar el sobreuso de las regletas. En este sentido, no se deben enchufar en la misma varios aparatos eléctricos de potencia elevada, como estufas, planchas, deshumidificadores o mantas eléctricas. Así, se recomienda utilizar diferentes enchufes si es necesario utilizar simultáneamente varios aparatos de gran consumo.
Otro consejo consiste en alejar de los equipos que producen calor los materiales que puedan arder, como ropa, cortinas, alfombras o sofás. Tampoco conviene tener este tipo de elementos muy cerca de las regletas, y mucho menos si éstas alimentan a varios electrodomésticos de elevada potencia.
El sargento de los Bombeiros do Salnés también alerta contra los descuidos. En este sentido, recuerda que hay que estar pendiente siempre de lo que se está cocinando, y que hay que tener cuidado con las mantas eléctricas. Éstas no deben dejarse encendidas sin vigilancia.
También hay que tener cuidado con las chimeneas y limpiarlas periódicamente, pues la grasa de las campanas extractoras o el hollín también pueden ser un riesgo.
Detectores de humo: David Padín recomienda tener en casa detectores de humo y un extintor de CO2, se trata de equipos que pueden salvar vidas o minimizar mucho los daños materiales en caso de que se produzca un incendio en el hogar. Sobre los detectores de humo, el bombero afirma que se trata de unos equipos fotoeléctricos, de pequeño tamaño, que se adhieren al techo y que hacen sonar una alarma en caso de detectar humo. Cuestan entre 10 y 15 euros, y funcionan a pilas. Se colocan en las estancias donde pueda haber riesgo de incendio, y su ventaja es que, por ejemplo, podrían despertar a una persona que está durmiendo en un piso en el que acaba de iniciarse un fuego.
Padín también aconseja tener un extintor en la cocina, ya que puede ayudar a sofocar rápidamente un conato. Recomienda que sea de CO2. “Los de polvo funcionan igual, pero manchan mucho más y limitan bastante la visibilidad”, explica. Su precio ronda los 50 euros.
¿Y cómo actuar en caso de estar dentro de una casa que está ardiendo? Padín indica que si todavía se trata solo de un conato puede intentar apagarse, siempre y cuando se disponga de un extintor. Y es que el agua, por ejemplo, puede ser contraproducente si se usa contra un aparato eléctrico.
Si el fuego ha adquirido unas dimensiones importantes lo mejor es confiar la extinción a los profesionales y abandonar la vivienda. En ese caso se debe cerrar la puerta del piso al salir, para evitar que el humo inunde el resto del edificio. Sin embargo, hay ocasiones en que la persona queda atrapada en la vivienda, ya sea por las llamas o el humo. En ese caso se recomienda meterse en una habitación alejada del foco del fuego, tapar las rendijas de la puerta con trapos o toallas húmedos y hacerse ver por los equipos de emergencias, ya sea por la ventana o a través del teléfono. También se debe ocultar la nariz y la boca con un trapo o un pañuelo húmedos, para reducir la inhalación de monóxido de carbono, y en caso de que haya humo en el cuarto el atrapado debe moverse pegado al suelo, pues el humo va hacia las zonas altas.
Finalmente, si se produce un fuego en el piso de un edificio, los ocupantes de las demás viviendas no tienen por qué salir a la calle obligatoriamente. De hecho, si hay humo en las escaleras y los pasillos es más peligroso intentar ganar el exterior que quedarse en casa. Así, se buscará una estancia alejada del rellano y se mantendrá la ventana cerrada para evitar la formación de corrientes de aire. Si es necesario ventilar, se abrirán los cuartos donde no haya personas.
(fuente farodevigo.es)
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