Esta misma mañana he sufrido un incendio en mi cocina. La tostadora ha empezado a arder, yo no estaba en la cocina y cuando he llegado las llamas eran de más de medio metro de altas… ¡horror!. Sé qué hacer, de sobra, solo faltaba que dedicándome a la venta de extintores y demás material contra incendios, no lo supiera. Pero es cierto que la situación te desconcierta por unos instantes. Por mi cabeza pasaban todas las soluciones a la vez y evaluaba la menos costosa, más efectiva y que causara los menos daños posibles, así que, lo primero que hice fue echarle un trapo doblado encima para que ahogarle el oxígeno (sin oxígeno, no hay fuego, es uno de los componentes para que haya fuego). Funcionó para las grandes llamas, pero en el fondo, aquello seguía con brasas incandescentes que volvía a producir llamas. Al menos, me dio tiempo a desenchufarla y abrir la manta ignífuga que tenía prevista por si alguna vez sucedía algo (pensé que la usaría antes en los fogones, por causa del aceite, que con un aparato como la tostadora), envolví la tostadora con la manta y la llevé al fregadero. Allí la volqué y salieron la mayoría de las brasas, que se empeñaban en arder con el trapo que tenían al lado. El agua solucionó este conato y el de las brasas que quedaron atrapadas dentro de la tostadora entre la parrilla, esa que llevan.
Afortunadamente, la tostadora estaba en un poyete de la cocina y no tenía ningún mueble por encima (se hubiera chamuscado como poco), ni pared por ninguna parte, está el espacio abierto hacia el comedor.
¿Por qué no usé el extintor? Aunque las llamas eran altas, el diámetro del fuego que salía de la tostadora era pequeño, por ello consideré más óptimo el trapo y la manta, que pringarlo todo con la espuma del extintor. Y funcionó de maravilla.
Me doy las gracias por el día que decidí tener en casa al menos un extintor de 3 kg de polvo y la manta ignífuga. También tengo colocados dos detectores de humo, pero están sin pilas… ¡Pa matarme, lo sé!
Así ha quedado la tostadora. No me entretuve a sacar una foto con todas las llamas, por motivos obvios.